Fernando R-Triana González
¿Las nueces o el ruido?
Creíamos los españoles que, en los últimos años, nuestra clase política había perpetrado tal cantidad de fechorías que no era posible superar este tan feo como triste panorama. Si en los escaños predomina la bronca, la confrontación y el lenguaje tabernario, todos son culpables en mayor o menor medida y los últimos acontecimientos son consecuencia de su irresponsabilidad. Donde necesitábamos líderes nos han dado vulgaridad, si precisábamos espacios comunes nos ofrecen confrontación.
Hace días, en un movimiento suicida, alguien ha tomado la peor de las decisiones, dinamitando así los pocos puentes que unían a la derecha moderada de este país.
El que ha tenido tan brillante idea, al parecer dentro del Gobierno, debió sopesar las consecuencias, porque si lo que pretendía era sesgar un poco su política al centro izquierda en busca de nuevos aliados, puede que haya conseguido un efecto paradójico, la izquierda estará más dividida y la ultraderecha tiene el camino expedito para entrar en un gobierno regional, con todos los honores, refrendada por las urnas. En mi opinión, esta maniobra ha empujado además a Pablo Iglesias a renunciar a su cargo y presentarse, como el cordero presto al sacrificio (por el bien común ha dicho) a dirigir la comunidad de Madrid aumentando así la polarización existente. Se ofrece este al servicio de los ciudadanos, pero significándose como líder de la auténtica izquierda sin consulta previa al resto de mortales. En este ambiente asfixiante la campaña ha comenzado y los lemas son claros "comunismo o libertad", "nosotros o los fascistas". Como pueden apreciar, aportando ideas, buscando soluciones y ocupándose de los problemas reales de los ciudadanos.
La derecha está exultante, sin reparar que al permitir el movimiento de Ayuso une su destino al suyo, sea cual sea este, y por gobernar "algo" (una comunidad, por ejemplo), quedará señalada por su deriva populista.
Debería Casado reflexionar, y quizás concluir, que de esta forma su viaje hacia el centro iniciado en el Parlamento, desligándose de Vox, ha finalizado. Sus votantes seguramente estarán perplejos, pues con tanto bandazo estarán huérfanos de ideario.
En todo este melodrama Arrimadas, midiendo muy mal el "tempo", se sumó a esta burda maniobra y en su intento de atraer al centro moderado ha quebrado a su propio partido. Con su experiencia debería saber cómo se compran voluntades en política y los hechos lo confirman. Las ratas abandonan el barco con disculpas tan variadas como increíbles. Lo leones ya han olido sangre, el despiece está en marcha y los chacales están prestos a consumir sus restos. De facto el PP ya esta fagocitando a Cs premiando con prebendas a quienes un día juran o prometen una cosa y al siguiente solo son "fieles a una idea".
Cantaba Serrat: "Prefiero las nueces al ruido…".
Yo me pregunto: ¿Y ustedes qué prefieren?
Fernando R-Triana
Ciudadano perplejo